Por 150 años estuvo en manos de los herederos de Sebastián de Marisancena, hasta que en 1937, Leonor Pinto López adquirió la parte norte. Luego en 1948, la asamblea Departamental por Ordenanza N° 53 declara la casa de utilidad pública, la compra al matrimonio de Alfonso Velásquez y Leonor Pinto y se la cede al municipio.
En 1995 fue restaurada con dineros de la Nación gestionado a través de la Subdirección de monumentos Nacionales, los recursos fueron conseguidos gracias a la gestión de Doña Lucy Murgueitio, con la restauración la casa vuelve a su estado original.
Actualmente es un museo que alberga también el conservatorio de música Pedro Morales Pino.